miércoles, 11 de marzo de 2015

Niñ@s soldado

En la actualidad existen entre 250.000 y 300.000 niños soldados que luchan en algunos países del mundo. Desde los 10 años se les recluta y se les emplea como máquinas de guerra llegando al punto de ejecutar a sus padres, amigos o familiares. Las reclusiones las pueden realizar los ejércitos, los grupos armados o simplemente para que los niños participen en conflictos bélicos.

Según los principios de Ciudad del Cabo de 1997, un niño soldado es toda persona menor de 18 años de edad que forma parte de cualquier fuerza armada regular o irregular. Esta definición incluye a las niñas reclutadas con fines sexuales y matrimonios forzados. A pesar de que la Convención Internacional sobre los derechos del niño establece la mayoría de edad en los 18 años, en algunos lugares los niños son considerados adultos a partir de los 14 o 15 años. Por tanto, un joven de 15 años que se une a un grupo armado se considera como un soldado adulto de acuerdo a la cultura. Además, la Ley Internacional en vigor establece los 15 años como edad mínima para el reclutamiento y la participación en conflicto. Sin embargo, a pesar de que esta ley existe no se lleva a cabo ya que niños más pequeños realizan estas prácticas.
Los niños soldado, no son solo miembros de un grupo armado sino que también efectúan funciones como cocineros, espías, esclavos sexuales, detectores de minas, etc.

Ser una niña soldado supone sufrir situaciones más duras en las que se dan pérdidas de identidad como mujer. No se les permite ser mujeres: deben cambiar su forma de hablar, de vestir, de moverse e incluso la manera de estar de pie. Además son menospreciadas y humilladas por las constantes violaciones. Muchas niñas de apenas 13 años se convierten en madres y se ven obligadas a cometer verdaderas atrocidades solo para demostrar que no son cobardes. Todo esto les lleva a una pérdida completa de la autoestima. Son invisibles entre los invisibles.
Algunos de los conflictos que recientemente han involucrado a la infancia entre otros son: Liberia, Sierra Leona, Uganda, Angola, Afganistán y el Salvador.

La razón  por la que estos niños son reclutados es porque se les considera más dóciles, obedientes y manipulables que los adultos. Además, su percepción del peligro es menor.
Estos factores combinados con la pobreza, la vulnerabilidad y la falta de acceso a la educación hacen de los niños un blanco fácil para el reclutamiento de grupos armados.
Los niños huérfanos o con ambientes familiares complicados lo ven como una solución a sus problemas antes que hacer frente a sus dificultades. Los grupos armados los reclutan ya que las inversiones para los entrenamientos y preparación son más baratos que para los adultos. Esta práctica aumenta en contextos de guerras y conflictos bélicos duraderos. De este modo los niños pueden reemplazar a los adultos que mueren en combate.

Los reclutamientos son principalmente voluntarios debido a las razones anteriormente explicadas. Sin embargo, también existen reclutamientos forzados en los que los niños son secuestrados y torturados, sobre todo cuando estos provienen de escuelas, orfanatos, campamentos de refugiados, etc.
Se evalúa a los niños según sus condiciones físicas y estatura. Para forzarlos no dudan en violarlos, golpearlos, torturarlos e incluso matar a los miembros de su familia. Esto cuando no se les exige que lo hagan ellos mismos.
A pesar de que esta práctica normalmente da una visión de los niños como víctimas, son muchos de ellos los que eligen convertirse en soldados y tener una participación activa en los conflictos. Este tabú es importante de cara a solucionar el problema ya que se tiende a otorgarles inmunidad sin responder a la complejidad de la cuestión ni a la voluntad de los niños.

El reclutamiento de niños se entiende como una violación a los derechos de la infancia. Poner fin a esta práctica es un proceso complejo que requiere trabajo en distintas áreas con diferentes perspectivas.
UNICEF ha llevado a cabo procesos de desmovilización y reintegración social de manera que tanto los niños como las comunidades no solo hagan que los niños dejen las armas sino que olviden que las llevaron. Estos programas incluyen la reunificación familiar, la educación sobre el VIH, el asesoramiento y la formación y educación profesional. Además es necesario aplicar medidas de respaldo psicosocial como el asesoramiento o el apoyo entre compañeros de la comunidad que da lugar a crear un entorno protector para la infancia.
Los gobiernos e instituciones han de denunciar las vulneraciones de las leyes. Para ello es importante promover la ratificación del Protocolo Facultativo sobre la participación de niños y niñas en conflictos armados, reformar las leyes nacionales y efectuar campañas de concienciación a nivel internacional.

Con esto, esperamos haber mostrado la realidad de muchos niños del mundo, realidad que no debería sufrir ninguno. Además, no podemos olvidar que estamos hablando de la infancia, uno de los sectores más desprotegidos.

Para conocer más sobre esta situación, recomendamos la película Rebelde y, por otra parte, un fragmento del documental Invisibles que trata de dar voz a los niños para que puedan mostrar su situación al mundo.





Bibliografía

Humanium. (s.f.). Humaniun. Recuperado el 4 de marzo de 2015, de http://www.humanium.org/es/ninos-soldado/
UNICEF. (s.f.). UNICEF. Recuperado el 4 de marzo de 2015, de https://www.unicef.es/ninos-soldado-sudan?gclid=CjwKEAjwz_-nBRC0zbDb_YOT1TgSJACW2VEC1xNtAxaPnDk3K758uJJZimGFmrSVY73MFaztQTpYkxoCCVrw_wcB


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